Juan Manuel Santos asume este sábado como Presidente de la República las riendas de un país que fue gobernado durante ocho años por Álvaro Uribe Vélez. Desde el pasado 20 de junio, cuando resultó elegido con nueve millones de votos, Santos ya tenía claro cómo sería este día. Por lo menos, había anunciado que haría un acto simbólico con los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Y fue la prioridad en su agenda de actividades para el sábado. A las 6:00 de la mañana viaja con su esposa María Clemencia y sus hijos: María Antonia, Martín y Esteban, para tomar posesión ante los indígenas koguis, arhuacos, kankuamos y wiwas. La idea es que estos pueblos le entreguen un bastón de mando y varias tumas (piedras sagradas), como augurios para un buen gobierno. A su vez, la nueva Primera Dama recibirá un huso (carrumba), instrumento que sirve para tejer, como símbolo de la vida.
Tras este acto espiritual, hacia las 11:00 de la mañana, Juan Manuel Santos y su familia regresarán a Bogotá para prepararse para el acto oficial de posesión. A la 1:00 de la tarde el mandatario electo visitará el Palacio de San Carlos (sede de la Cancillería), donde tendrá un almuerzo con el príncipe Felipe de Borbón de España. Será un encuentro breve, pues la entrante familia presidencial tiene el tiempo justo para asistir después a una ceremonia religiosa previa a la posesión.
A las 3:00 de la tarde se iniciará la ceremonia en la Plaza de la Bolívar. En una tarima acondicionada minuciosamente frente al Capitolio Nacional, en un espacio adecuado para unos cinco mil invitados, el presidente del Congreso, Armando Benedetti, le impondrá la banda presidencial, marcando así el relevo en la Casa de Nariño. Se calcula que será un acto de tres horas, con discursos por parte de Santos y Benedetti. Y entre los invitados, por primera vez en la historia de la sucesión de mando presidencial, el mandatario saliente, Álvaro Uribe Vélez, y su vicepresidente, Francisco Santos.
Al finalizar la posesión, Uribe regresará al Palacio Presidencial para hacer entrega oficial del poder. Seguidamente se ofrecerá un coctel, en el que estarán presentes los 17 jefes de Estado o de gobierno de otros países, incluido el Príncipe de España. Las medidas de seguridad son extremas. Cerca de 400 mil miembros de la Fuerza Pública están vigilantes en todo el país. Son 160 mil policías, 220 mil miembros del Ejército e integrantes de la Armada y la Fuerza Aérea. El mayor dispositivo de seguridad es en Bogotá, con 22 mil policías y 14 mil militares. Se establecieron 44 puestos de control y otros siete en las entradas y salidas de la ciudad.
Se inicia así un nuevo gobierno para Colombia, enmarcado en las promesas de la continuidad en materia de seguridad y de prosperidad democrática. El nuevo mandatario tiene de entrada duros retos, los más importantes: recomponer las relaciones con Venezuela y superar las dificultades entre Ejecutivo y Poder Judicial. Una vez más, como sucede cada cuatro años, en los colombianos del común nace una nueva esperanza.