Por: David Ramírez.
Barahona, Republica Dominicana._
Como barahonero que soy, a quien le duele su tierra, siempre he visto con mal agrado que el primer paisaje que nota un visitante cuando hace su entrada a la ciudad de Barahona desde Santo Domingo sea una intimidatoria barrera militar en el cruce de Cabral, lo que enrarece el ambiente. Aparte de dañar la imagen de la bella entrada a la Perla del Sur, esta barrera constituye un atraso y viola el derecho ciudadano al libre transito. Todo vehículo que entra y sale de la ciudad tiene que atravesar la barrera bajo las miradas exhaustivas de militares portando armas largas como si estuviéramos envueltos en huelga o en medio de un conflicto militar. Para desgracia de nuestro pueblo, esa barrera da la impresión a los visitantes o turistas de que la ciudad de Barahona es una zona militar o una ciudad en estado de sitio. Sin embargo, Barahona es una ciudad pacifica con bellas ofertas turísticas y personas muy amables con el visitante. Esta es la oferta que en verdad nos interesa vender a cada turista que nos visita por ser el cuarto polo turístico y no esa horrible barrera militar a la entrada de la ciudad. En algunos días de la semana en el lugar donde está ubicada esa barrera, se ha convertido en una práctica común entre los militares de puesto en ese cruce, realizar cateos aleatoriamente a vehículos que circulan por la vía (requisas ilegales en su mayoría por no contar con la presencia del Ministerio Público), ocasionando odioso tapón vehicular. Hemos escuchado en boca de muchos ciudadanos comunes que en varios de estos cateos ilegales en ese cruce, los militares han ejercido la violencia física, en detenciones arbitrarias y a veces dañando el patrimonio de las personas por no permitir que le revisen su vehículo sin orden judicial. También se quejan que, mientras les revisan sus vehículos y pertenencias, reconocidos delincuentes pasan la barrera sin que los militares se den cuenta de su presencia. Esta barrera militar estuvo instalada durante muchos años frente a la puerta de la Escuela Laboral, pero fue movida al cruce de Cabral. Se alega que el motivo para establecer esta barrera es que el lugar resulta más fácil, logísticamente hablando, para evitar el trasiego de drogas, haitianos ilegales, carbón o madera, además que los artículos 10 y 11 de la Constitución faculta, por razones de seguridad nacional, a las FFAA a establecer estos chequeos en “zona fronteriza”. Escudarse en estos argumentos para mantener esta barrera es un concepto erróneo, la barrera no evita ni resuelve el problema. Primero no ha evitado el trasiego de indocumentados haitianos hacia Santo Domingo, segundo se ha incrementado el consumo y distribución de drogas en la ciudad, tercero no ha evitado el contrabando de carbón y madera por sus carreteras, y cuarto Barahona no es una provincia o zona fronteriza, estamos muy lejos de la frontera con Haití. No han sido pocas las denuncias de los ciudadanos y de la misma Iglesia Católica, que estos chequeos militares, similares al que está instalado en el cruce Cabral, son puntos de peajes para el “macuteo” de haitianos que entran ilegalmente a nuestro territorio o contrabandistas de carbón y madera. Mantener esta barrera militar en la entrada de Barahona es inconstitucional, por lo que solicitamos al Ayuntamiento de Barahona, al Ministerio Público, al Ministerio de Turismo y las organizaciones populares exigirle a la Quinta Brigada de Infantería del Ejército y a la Policía Nacional, que la retire de ese lugar cuanto antes. Existen otros métodos más discretos y recursos tecnológicos para monitorizar la entrada y salida de vehículos de ciudades sin que se violen las garantías individuales de los ciudadanos. Por ejemplo, en una ciudad turística del Este, no recuerdo si es La Romana, en la entrada y salida hay cámaras instaladas discretamente y policías acostados sin la presencia visible e intimidatoria en la zona de patrulla policial o militar. Esta podría ser una buena alternativa para la ciudad de Barahona.