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domingo, mayo 22, 2011

Relatan impacto de hazaña de tres jóvenes Dominicanos en el Monte Everst

Santo Domingo.-No fueron las cuerdas, tampoco el equipo especial. El gran apoyo de los tres montanistas estaba en casa, junto a sus esposas, padres, hijos y familiares, quienes rezaron por prudencia y precaución, mientras los expedicionarios coronaban la cima más alta del mundo, lejos de casa. Más de dos meses de trabajo concluyeron con éxito la noche del viernes pasado (primeras horas de la mañana allá), en un logro valorado por sus allegados como una conquista ejemplar para la sociedad dominicana, cuya función es ser una herramienta que potencie el bien. “Es un proyecto caro, y no todo el mundo tiene la posibilidad, pero con esta demostración también se puede decir: ¡Caramba sí se puede!... Mucha gente se identificó, aprendió y quizás se olvidaron de tantos problemas por un momento”, afirma orgullosa Larissa de Mella, esposa de karim, uno de los tres dominicanos que conquistó el Everest. Desde su residencia en Estados Unidos relata cómo varias personas se han mostrado sorprendidas con la hazaña, especialmente de que un grupo de dominicanos “llegarán tan lejos”, a una montaña entre China y Nepal, ubicada a más de 8,700 metros en la cordillera de los Himalayas. Para ilustrar el significado del símbolo, cuenta que la Fundación Post 911 le pidió a su esposo que llevara consigo hasta la cima una de las banderas que fueron encontradas en la zona donde fueron derrumbadas las Torres Gemelas en septiembre de 2001. “El montañista es un ser diferente y la gente siempre lo cuestiona. Pero para ellos es algo muy espiritual, muy íntimo, y el Everest es la máxima expresió. Su hija y yo estamos orgullosos”, dijo. Orgullo y valor Entre los tres viajeros, alcanzar el Everest era un sueño común desde infantes, de manera que no faltaron ansías y energía, elementos que pueden ser el principal obstáculo y la perdición para los alpinistas. “Para mí, en lo personal, el momento en que sentí más temor fue cuando estaban haciendo el primer intento para subir y lo mandaron a bajar porque había vientos de 80 kilómetros por hora. En ese momento se debatió el orgullo y la naturaleza, y no se sabía cuál iba a ganar. Pero ellos fueron cautelosos y bajaron”, afirma Nannette Camarena, esposa de Iván Gómez, junto a quien procreó un bebé de diez meses que cada vez que su padre llama al teléfono dice alegre: ¡Papá! A 300 metros de la cima, Federico Jovine, por fallas técnicas, tuvo que devolverse. Sin embargo, su novia, Ana Emilia Pimentel, cuenta que el está feliz, como un niño que recibió el regalo que esperaba en Navidad. “Con todo y todo el ha sido el que más ha pasado al sufrir la faringitis, primero y después se quedó atrás, pero eso mismo momentos de soledad lo van a engrandecer”, confía. El padre de Federico, el poeta Federico Jovine Bermúdez, destacó la proeza y dijo que si bien su hijo no coronó la montaña, para él ya había coronado el centro del universo. “Para mí como padre, él coronó el centro del universo y del mundo porque lo hizo decididamente. Y si fue un problema mecánico porque fue un desperfecto mecánico de la manguera de oxígeno, detrás de sus pasos estaba el de todos los dominicanos, de sus amigos y familiares, que como yo lo vieron coronando la montaña”, dijo. El poeta afirma que tras la escalada el mensaje principal son los valores: “La hazaña del Grupo Excelsior es un ejemplo a seguir, porque da la idea de que hay valores que enseñar y levantar, que no es sólo el utilitarismo o pésimismo de las cosas banales”.

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