Por: Alejandro Santana.-
La suerte y vida de los periodistas de trincheras, de barricada, esta en manos y la voluntad del Estado para seguir entre los vivos luego de dedicar los mejores años a la lucha por las libertades que el pueblo necesitabaPeriodistas de barricadas, los que en los años tortuosos de nuestra vida institucional salimos al frente con nuestras plumas y voces a denunciar los atropellos y barbaries de los dictadores que hasta el l978 nos gobernaron.
Esos hombres salidos mayormente de las filas de los partidos Revolucionarios o comunistas como les llamaban hicieron su trabajo.
Lucharon con gallardía por las libertades que hoy se disfrutan, aunque sean mínimas como alegan muchos, pero libertades al fin donde se puede criticar acciones gubernamentales, militares y políticas con pocos riesgos.
Ayer denunciar, criticar acciones criminales, corruptas y de secuestro de las libertades nos condenaban a la muerte y cuando se tenia mucha suerte, a la prisión o al destierro.
Esos hombres, comunicadores de entonces hicieron su trabajo, se dedicaron a construir las libertades de hoy y no sacaron tiempo para preparar su futuro y hoy dependemos del favor del estado.
Un estado que en ocasiones es indolente, sordo o despreocupado, que no sabe agradecer que hombres como Héctor J. Caamaño allanaron el camino para que hoy estén en el poder sin el peligro de ser derrocados del poder por intereses foráneos o malos dominicanos.
Hoy ese gran comunicador, periodista de aquellos tiempos de lucha se encuentra postrado en una cama de un centro médico mendigando el favor del Estado para seguir viviendo.
En ocasiones se siente rabia de haber sido honesto, no haber entrado en componendas con malos gobiernos para sacar beneficios y hoy exhibir bonanzas y poder pagar un procedimiento medico sin necesidad de apelar a la caridad del Estado.
Hoy ya es tarde y no son frustraciones ni arrepentimientos pero los nuevos periodistas y comunicadores deben transitar caminos diferentes, entender que son profesionales que deben cobrar por su ejercicio.
Y deben hacerlo sin apartarse de la ética y la imparcialidad, pero cobrar por su trabajo para que no le pase lo que hoy le está pasando a Héctor J Caamaño y lo que le puede pasar a cualquiera de los que aún está vivo.
Yo quiero unirme a mis colegas de San Cristóbal que se han solidarizado con los de Azua para pedir al Presidente Leonel Fernández que interceda a favor de la salud de ese combativo colega Héctor J. Caamaño director de Ecos del Suroeste para que siga entre nosotros.
La suerte y vida de los periodistas de trincheras, de barricada, esta en manos y la voluntad del Estado para seguir entre los vivos luego de dedicar los mejores años a la lucha por las libertades que el pueblo necesitabaPeriodistas de barricadas, los que en los años tortuosos de nuestra vida institucional salimos al frente con nuestras plumas y voces a denunciar los atropellos y barbaries de los dictadores que hasta el l978 nos gobernaron.
Esos hombres salidos mayormente de las filas de los partidos Revolucionarios o comunistas como les llamaban hicieron su trabajo.
Lucharon con gallardía por las libertades que hoy se disfrutan, aunque sean mínimas como alegan muchos, pero libertades al fin donde se puede criticar acciones gubernamentales, militares y políticas con pocos riesgos.
Ayer denunciar, criticar acciones criminales, corruptas y de secuestro de las libertades nos condenaban a la muerte y cuando se tenia mucha suerte, a la prisión o al destierro.
Esos hombres, comunicadores de entonces hicieron su trabajo, se dedicaron a construir las libertades de hoy y no sacaron tiempo para preparar su futuro y hoy dependemos del favor del estado.
Un estado que en ocasiones es indolente, sordo o despreocupado, que no sabe agradecer que hombres como Héctor J. Caamaño allanaron el camino para que hoy estén en el poder sin el peligro de ser derrocados del poder por intereses foráneos o malos dominicanos.
Hoy ese gran comunicador, periodista de aquellos tiempos de lucha se encuentra postrado en una cama de un centro médico mendigando el favor del Estado para seguir viviendo.
En ocasiones se siente rabia de haber sido honesto, no haber entrado en componendas con malos gobiernos para sacar beneficios y hoy exhibir bonanzas y poder pagar un procedimiento medico sin necesidad de apelar a la caridad del Estado.
Hoy ya es tarde y no son frustraciones ni arrepentimientos pero los nuevos periodistas y comunicadores deben transitar caminos diferentes, entender que son profesionales que deben cobrar por su ejercicio.
Y deben hacerlo sin apartarse de la ética y la imparcialidad, pero cobrar por su trabajo para que no le pase lo que hoy le está pasando a Héctor J Caamaño y lo que le puede pasar a cualquiera de los que aún está vivo.
Yo quiero unirme a mis colegas de San Cristóbal que se han solidarizado con los de Azua para pedir al Presidente Leonel Fernández que interceda a favor de la salud de ese combativo colega Héctor J. Caamaño director de Ecos del Suroeste para que siga entre nosotros.