Ingeniero Rafael A. Corominas Pepín |
En las páginas 30 y 31 del periódico El País del día 30 de septiembre del año actual se recoge la novedosa actitud de los damnificados y sus dolientes del terremoto de L" Aquila ocurrido en Italia e1 6 de abril del 2009.
La Comisión de Grandes Riesgos se había reunido el 31 de marzo de ese año “alertada” por los continuos temblores que sacudían el centro de Italia.
Tras 45 minutos de reunión concluyeron que “no había peligro concreto”.
El terremoto ocurrido seis días después, mató 309 personas, hirió 1500, otros 65,000 se quedaron sin techo, y 20,000 edificios se derrumbaron.
El juicio abierto contra el grupo de científicos los acusa de “homicidio culposo” por no haber evaluado correctamente las señales de la naturaleza.
En su defensa se redactó un documento firmado por miles de sismólogos y científicos del área en todo el mundo que alegan que los terremotos son impredecibles, a la luz de los conocimientos actuales.
Sin embargo los dolientes los acusan de haber minimizado el peligro. Se preguntan “¿Porqué nos robaron el miedo?”.
El juicio que comenzó el 20 de septiembre continuaba el 31 con temor de muchos científicos de que “la ciencia se transforme en el chivo expiatorio del dolor de las víctimas”.
Si esta impactante novedosa reacción de víctimas de un terremoto se reproduce en República Dominicana después del próximo evento catastrófico, las acusaciones serían hacia otro sector, ya que aquí los técnicos y científicos han venido advirtiendo a los gobiernos por décadas de la inminencia de la ocurrencia de terremotos y sus posibles magnitudes y zonas más probables.
Se han elaborado normas de diseño para edificaciones nuevas, y se ha insistido en la microzonificación del territorio para fines de planificación urbana.
La mayor intención de la comunidad técnica del país ha sido puesta sobre las edificaciones existentes antes de la puesta en vigor de las normas y que alojan permanentemente mucha gente durante mucho tiempo como son escuelas, hospitales, cuarteles, recintos religiosos, etc.
Aún cuando se creó en el año 2001/2002 una institución oficial para ocuparse exclusivamente de esta masa edificada, durante los últimos ocho años no se le ha puesto la mano a una sola de estas edificaciones y hace poco la mencionada oficina comenzó a ser desmantelada al reducir el presupuesto a menos de la mitad según lo declaró a la prensa su Director reseñado por e1 periódico Hoy, el día 5 de agosto del presente año en la página 5ª.
En opinión de muchos de los técnicos que nos preocupamos por un sano desarrollo del país, esta masa edificada anterior a las normas constituye el mayor riesgo potencial ante la ocurrencia del próximo sismo fuerte.
Existen métodos y los dominicanos los conocemos para intervenir estas estructuras y mejorar su comportamiento frente a las sacudidas futuras. Pienso que aquí tenemos derecho de pedir que “no nos roben el miedo”, ni nos anulen la oportunidad de salvar muchas vidas, y conservar nuestro patrimonio físico.
En el país existen el conocimiento y los técnicos para emprender una gran jornada que salvaría vidas y bienes.
Nunca se ha explicado porque este renglón ha sido excluido de los programas de gobiernos de los últimos periodos de gobierno.
Mirando el juicio de L” Aquila en Italia se me ocurre imaginar que en nuestro país estará muy claro a quienes acusar por un desastre que pudiera evitarse.
Hoy en día, la comunidad técnica internacional considera una vergüenza que países moderno permitan que un fenómeno tan estudiado produzca desastres de la magnitud del que ocurrió en Haití.
A raíz del terremoto de China que destruyó cientos de edificios escolares, el gobierno dispuso la creación de un fondo de cien millones de dólares, en el Banco Mundial a disposición de los países subdesarrollados que presentes planes coherentes y bien estructurados para reforzar sus edificios escolares. De modo que están los fondos y los conocimientos y los profesionales para aplicarlos.
Ojalá no tengamos que ventilar estas informaciones en un juicio montado sobre las ruinas de un desastre evitable.