01/Febrero/2012 ENRIC GONZÁLEZ/ Jerusalén.- El fútbol egipcio no es
ajeno a la violencia. Pero esta tarde ha caído en profundidades desconocidas:
más de 73 personas han muerto tras un encuentro en Port
Said entre
el Masri local y el Ahli de El Cairo.
La cifra podría aumentar por el gran número de heridos,
superior a 300, una cifra que aumenta según avanzan las horas. Los disturbios
también se han propagado a El Cairo.
El
partido que debía jugar el Zamalek, gran rival del Ahli, ha sido suspendido por
los sucesos de Port Said. Cientos de seguidores del Zamalek han provocado un
incendio junto al estadio y han irrumpido en las calles vecinas.
Las
circunstancias de la matanza de Port Said resultan aún confusas.
Comenzaron con
la invasión del césped por parte de aficionados del Masri después de que los
suyos vencieran por 3 goles a 1 al Ahli, el equipo más potente de Egipto,
reconocido como el
mejor del siglo XX en el continente por la
Confederación Africana.
El Ministerio de Sanidad ha
explicado que muchos de los asistentes al partido llevaban cuchillos y otras
armas. Un empleado del depósito de cadáveres ha afirmado a la agencia
Associated Press que entre los fallecidos había también agentes de policía.