25/Enero/2012 Hackensack, NJ - Tal y como estaba previsto ayer se
realizó el trasplante de médula ósea entre las hermanas Yarelis y Giselle
Bonilla en el Hackensack Medical Center.
En la tarde entró en el quirófano Yarelis,
de cinco años, quien padece leucemia y cuya curación depende de que el
trasplante funcione. A las cinco de la tarde en conversación telefónica con su
madre, María Ramírez, nos indicó que estaban poniéndole "como un suero o
algo así" [refiriéndose al trasplante] y que la niña debería quedarse
entre uno o dos meses en el hospital.
"Se le introdujo la sangre de forma
intravenosa durante una hora aproximadamente", dijo el doctor Alfred
Gillio, del Centro Médico de la Universidad de Hackensack, a la AP. "Todo
fue bien y ahora la vamos a monitorear muy de cerca cada día", agregó.
Giselle sin embargo regresó ayer al domicilio familiar y su padre, Germán
Bonilla, indicó que "estaba toda dolida del cuerpo". Bonilla se mostró
preocupado indicando: "A ver si no se pone malita en la noche porque nos
dijeron que si le daba fiebre alta que llamáramos al doctor".
Aunque la familia está contenta con que el
trasplante se realizó, ahora viene la agonizante espera de sus resultados.
"Ojalá que no lo vaya a rechazar, porque ese es el peligro", declaró
Bonilla refiriéndose a que es la última opción de curación para la niña.
En los próximos meses la pareja deberá
turnarse en el cuidado de sus cuatro hijos [dos varones y dos hembras], la
estancia en el hospital de Yarelis y el hijo de cuatro años que tiene problemas
especiales aunque los médicos aún no le han diagnosticado "por qué no
camina ni habla".
Bonilla informó que tratará de faltar lo
menos posible a su trabajo en una compañía de pintura, limpieza y mantenimiento
pero aún así esto será inevitable durante varias semanas. "Ya hablé con el
dueño de la compañía y me dijo que no me quitaría el trabajo por faltar porque
no es porque yo no quiera trabajar". "Esperamos que Yarelis
permanezca en el hospital de tres a seis semanas hasta que las células de su
hermana, comiencen a crecer y le den nuevas células sanguíneas normales",
manifestó el Dr. Gillio en un comunicado.
La donante perfecta
El caso de
ambas hermanas llegó a los medios en un intento desesperado de la familia por
salvar la vida de Yarelis ya que todos los tratamientos habían fallado y la
única opción que quedaba era el trasplante. Los médicos buscaron un donante
óptimo para ella, pero ninguno de sus familiares aquí lo era.
Es entonces que se pensó en Giselle, la
hermana mayor que se quedó en El Salvador con la abuela materna cuando sus
padres emigraron a Estados Unidos, donde nació Yarelis. Al hacerle las pruebas
de compatibilidad en El Salvador la niña resultó ser la donante perfecta, pero
su visa no fue aprobada.
Fue tras la denuncia en los medios de la
situación y la intervención del Senador Robert Menéndez, el Departamento de
Inmigración concedió una visa humanitaria para que viniera pero con la
condición de que regrese una vez finalice el trasplante. Ahora la familia
tendrá que enfrentarse a otro drama más de la inmigración: separar a las niñas
después de haberse conocido.
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