para mostrar un signo de apertura y permitirle, por fin,
a esta periodista salir de la isla, Reporteros Sin Fronteras daba a conocer su
reporte 2012 sobre la
Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, informe que es
sombrío desde la introducción misma, cuando establece que “represión fue la palabra del año 2011”.
Y la tónica no mejora cuando la ONG aborda la situación de la prensa en las
Américas. Aquí lo sustancial de lo que se dice de los países latinoamericanos.
Al advertir que “persiste la violencia”, apunta que
“algunos países están marcados por una cultura de violencia hacia la prensa que está muy
arraigada. Será difícil revertir la tendencia si no existe una
lucha eficaz contra la impunidad. México
y Honduras se encuentran en los lugares 149 y 135,
respectivamente (de un total de 179 posiciones)”. El pésimo lugar de esas dos
naciones americanas sólo es superado por Cuba, que está en el sitio 167.
La mala nota del año la da Chile, que luego de su
convulso año de protestas estudiantiles, desciende en la clasificación 47
posiciones hasta llegar al 80. “Los periodistas pagaron su cuota por la
represión –o los disturbios– de los movimientos de protesta. (...) En Chile
–donde la revuelta
estudiantil también cuestionó la extrema concentración de los medios de
comunicación–, a la violencia contra los periodistas se sumaron
atentados contra redacciones, ataques físicos y en línea. Mucha de esta violencia
se debió a los abusos de
carabineros, que rara vez fueron sancionados, y quienes también
cometieron brutales detenciones y destruyeron material de periodistas”. Los
abusos de los carabineros en su momento fueron denunciados por el movimiento
estudiantil encabezado en 2011 por Camila Vallejo.
El reporte de RSF alerta sobre el empobrecimiento de la
situación en “Brasil (que
descendió 41 lugares y ahora ocupa el 99o) y Paraguay (bajó 26, ocupa el 80o). Esta
vez, la inseguridad es la razón de tal evolución. En el norte y noreste
brasileños, así como en las regiones fronterizas paraguayas, es peligroso
tratar temas como la corrupción local, las actividades del crimen organizado y
los ataques al medio ambiente, tanto para los periodistas como para los blogueros.
Tres de ellos perdieron la vida en Brasil en 2011. Si bien el gigante
sudamericano demuestra sus esfuerzos en la lucha contra la impunidad, la
justicia se aplica de forma desigual, según las regiones y los estados, y se
encuentra sujeta a fuertes presiones políticas. La misma situación se vive en
Paraguay, en donde un periodista fue asesinado y el gremio periodístico
denuncia la falta de una ley de acceso a la información pública; su gran vecino
recientemente adoptó una”.
El informe recuerda que en Perú (115º lugar )
fueron asesinados tres periodistas: “País conocido por las frecuentes
agresiones contra la prensa, también se distingue por la multiplicación de
procesos penales por ‘difamación’ o ‘injuria’”.
Venezuela,
que ascendió 16 lugares en la clasificación (ahora está en el 117º), junto con Ecuador y Bolivia, que
mantuvieron sus lugares, viven una situación de “hostigamiento judicial,
difícil equilibrio pluralista, polarización y agresiones frecuentes”.
Colombia (143o)
“sigue en los abismos de
la clasificación debido a la persistencia de las amenazas, los exilios y las
suspensiones laborales forzadas, en particular de periodistas
provenientes de zonas en conflicto. Pese a los avances judiciales, el país aún
no ha saldado sus años de guerra ni las oscuras prácticas –espionaje,
sabotajes, campañas de descrédito– del antiguo Departamento Administrativo de
Seguridad (DAS)".
Reporteros sin Fronteras califica de “clima execrable” al
ambiente que “reina” en Panamá entre el gobierno de Ricardo Martinelli y los periodistas:
“se lamenta el asesinato del director de una radio. El retroceso del país
(descendió 32 lugares, ocupa el 113o) también se debe a la expulsión de dos
periodistas españoles solidarios con las comunidades indígenas que se enfrentan
a los intereses territoriales de la industria minera”.
Inseguridad, censura tenaz y pluralismo insuficiente
llevaron a Guatemala
a perder 20 lugares. En situación es similar en República Dominicana (95o) “que estuvo de
duelo por la muerte de un periodista, asesinado poco después de que estuviera
algunos días en detención preventiva por ‘difamación’”.
Para la ONG, Nicaragua
gana 11 lugares pues según ellos, “la polarización vivida antes
de la reelección de Daniel Ortega a la presidencia, en noviembre, al final no afectó mucho el trabajo de
los periodistas y su libertad de movimiento. Pese a serios
casos de amenazas, el país subió varios lugares, al igual que El Salvador (ascendió
14, ocupa el 37o), en el que se registró un bajo número de agresiones”. Cabe
señalar que en Nicaragua hubo en 2011 reportes de amenazas, como la que
denunció El Nuevo Diario en enero del año pasado y otra de agosto también del
mismo rotativo.
El país mejor calificado fue Costa Rica (19o),
luego aparece Uruguay (32o).
Pero la
situación más grave está en Honduras y México. Los hondureños están
“al final de la lista desde el golpe de Estado de junio de 2009. Los cinco
periodistas asesinados en 2011 –en tres de los casos el crimen está relacionado
directamente con su profesión– y las persecuciones sistemáticas contra los
medios de comunicación de oposición y las radios comunitarias, ratifican su
siniestra reputación como el país más peligroso del continente para la prensa,
justo después de México”.
Sobre los mexicanos, RSF señala que “este país continúa
su descenso (perdió 13 lugares, ocupa el 149o), en el trágico contexto de la
ofensiva federal contra el narcotráfico, que ha dejado 50.000 muertos en cinco
años. Cinco periodistas
fueron asesinados. Además, ahora se registran crímenes y represalias contra
los internautas que
desafían la violencia del ambiente”.
Y en el último lugar del continente, y del planeta, se
encuentra Cuba (167o),
“que aún no ha accedido
a la apertura en materia de libertades públicas y de derechos humanos que se
esperaba tras la liberación del último periodista disidente que
se encontraba encarcelado, el 8 de marzo de 2011 (…) represión y breves
detenciones amenazan aún a periodistas y blogueros que franquean del control
del Estado”.
Ya los colegas de cada país dirán qué tanto el reporte se
queda corto frente a la situación que, no es difícil suponerlo, en algunos
casos será aún peor de lo que se describe.
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