26/Mayo/2012 Por: David Ramírez Sánchez/
Barahona, República Dominicana._ Las
chatas y bolitas en nuestras playas no se reproducen, son parte de un ecosistema
formado hace millones de años.
Pero ahora, en nombre del "padre familiarísmo", residentes de algunas
zonas de la costa Sur están extrayéndolas para comercializarla sin pensar
que tarde o temprano se producirá una catástrofe ecológica irreparable, con la
consiguiente alteración del paisaje, de la flora y fauna litoral.Muchos organismos y microorganismos han hecho de estas playas su hábitat natural. Esta extracción podría poner en peligro su cadena alimenticia y por ende romper el equilibrio ecológico de la zona.
Ya son visibles los daños que estas extracciones están causando al equilibrio ecológico de estas playas, ahora lucen "peladas" en la orilla, sólo con tierra y rocas.
Las chatas no es un adorno, evita la erosión de la playa, es también una contención natural de las olas, una especie de "barrera" que evita, principalmente en la temporada ciclónica, que el agua del mar penetre en zonas habitadas.
El gobierno, incapaz de crear fuente de empleo sustentable y ecológica para los residentes, ha optado por la solución más fácil e irresponsable: permitir que 60 familias extraigan cientos de sacos de chatas de las reservas costeras acumuladas durante milenios de natural actividad geológica.
Dos patanas llegan semanalmente los jueves para recoger cientos de sacos que son comprados a dichas familias por la suma de 50 pesitos cada uno, mientras ellos las venden tres veces su valor en otros lugares.
Estamos de acuerdo con el periodista Nestor de Jesús Laurens, este es un recurso natural no renovable que podría desaparecer de la zona costera si las autoridades de Medio Ambiente no toman las medidas de lugar para evitar que se continúe con esta mala practica.
Las chatas son utilizadas en la parte norte del país en hoteles, restaurant y residenciales para el embellecimiento de las construcciones.
Mientras las construcciones turísticas del Cibao y el Este se embellecen con nuestras chatas marinas, las playas del Sur se empobrecen visualmente para los turistas y visitantes.
Luego que se acaben las chatas que sigue ¿la quema de árboles o la extracción de materiales de los ríos cercanos?
En muchos años nunca habíamos visto en el Sur un crimen ecológico de tal envergadura.