27/Abril/2012 Por: CAMILO S.
BAQUERO Barcelona, España._ Alguien ha tirado cocaína,
mucha cocaína, por el fregadero o el váter en la zona alta de la izquierda del
Eixample. Este misterio es
una de las conclusiones que arroja un estudio que cuantifica la concentración
de rastros de droga en las aguas subterráneas de Barcelona, realizado en 2010 y
publicado este mes en la revista especializada Science of the Total Enviroment.
La investigación permite dibujar
un mapa del consumo de ciertas sustancias en las tres zonas de la ciudad que
han sido analizadas: el tramo central de la calle de Mallorca, el entorno de la
avenida del Paral·lel y las dos márgenes del delta del río Besòs. Las
inmediaciones del cruce entre las calles de Enric Granados y Mallorca presenta
la concentración más alta de metabolito de cocaína (el producto resultante del
paso del alcaloide por el cuerpo humano), así como de cocaína sin consumir,
según explica el investigador Damià Barceló. En el Paral·lel se consume más éxtasis. En el Besòs, metadona.
Los
investigadores analizaron 37 pozos ubicados en las tres zonas delimitadas. Las
muestras de agua fueron recogidas en mayo y diciembre de 2010 y ya en los
laboratorios se buscó el rastro de 20 “drogas de abuso”, divididas en seis
bloques —compuestos cocaínicos, cannabinoides, opiáceos, anfetaminas,
compuestos lisérgicos y benzodiacepinas— y de sus metabolitos, las sustancias
resultantes del paso de la droga por el cuerpo humano.
La droga llega a los acuíferos a
través de las fugas del sistema de alcantarillado de Barcelona, explicó ayer
Damià Barceló, investigador y director del Instituto Catalán de Investigación
del Agua (ICRA). El estudio calcula que el sistema de cloacas tiene pérdidas de
entre el 3% y el 4%.
El análisis permite dibujar un
mapa del consumo de drogas en la ciudad. El mayor uso de cocaína entre las
zonas estudiadas está en el tramo central de la calle de Mallorca, en el
Eixample. En dos pozos localizados en las inmediaciones del cruce con la calle
de Enric Granados —con gran presencia de locales de ocio nocturno y de clase
media alta— se midieron concentraciones de hasta 16,3 nanogramos por litro de
metabolito de cocaína. El promedio de la zona es de 3,2, lo que duplica el
encontrado en el Besòs.
“Nos sorprende la presencia de
restos de cocaína, como si alguien hubiera tirado la droga por el váter”,
explicó Barceló. En los dos mismos pozos se detectaron niveles de hasta 60
nanogramos por litro de cocaína sin metabolizar. El promedio en toda la zona es
de 13,1.
La cocaína, explicó Barceló, tarda
más tiempo en degradarse. En cambio, los cannabinoides desaparecen con más
rapidez, por lo cual no hay registros en los análisis. En la esquina de Enric
Granados y Mallorca hay una comisaría del Cuerpo Nacional de Policía y hasta el
año 2000 allí funcionó una unidad antidrogas, según explicaron fuentes
policiales.
En el Paral·lel, en cambio, la
mayor concentración corresponde aléxtasis. En
un pozo de la calle del Parlament se midió un nivel de 6,4 nanogramos por
litro. El promedio de la zona es de 2,2. El del Eixample es dos puntos menor.
Finalmente, los niveles más altos
de concentración de metadona se encuentran en el delta del río Besòs. “Esta es
la zona donde hay una mayor variedad de sustancias en las muestras”, añadió el
investigador. También han sido hallados ansiolíticos como el diazepam.
Los acuíferos de la ciudad,
explicó Barceló, acumulan unos 40 hectómetros cúbicos. El consumo diario de la
ciudad es de un hectómetro. “Este estudio permite conocer el estado del agua
para el caso de tener que usar este recurso ante una sequía. Las
concentraciones encontradas no representan un peligro para la salud”, agregó.
El proyecto fue adelantado por el ICRA, el Instituto de Diagnóstico Ambiental y
Estudios del Agua del Departamento de Ingeniería Geotécnica y Geociencias de la
Universidad Politécnica de Cataluña.