19/Febrero/2012 POR: MARCOS
ALEMAN/AP COMAYAGUA - Entre
lágrimas de tristeza y de ira, familiares y amigos enterraron ayer a Ivis
Javier Avila Raudales, una de las primeras víctimas del incendio en la Granja
Penal de Comayagua que dejó al menos 358 muertos, en ser inhumada.
Otro
recluso, Ricardo Gómez, fue enterrado ayer.
Avila
Raudales, tenía 19 años y cayó preso a los 17, cuando después de un partido de
su equipo de fútbol favorito, el Olimpia, lo detuvieron por romper el cristal
de la ventanilla de un vehículo. "No era nada grave (pero) cuando ya iba a
salir se escapó, esa fue su mala pensada", dijo a la The Associated Press,
Adán Avila, padre de la víctima.
Después
de la fuga lo agarraron y le dieron dos años de cárcel, "pero como ya era
mayor de edad lo llevaron a la Granja y allí murió mi niño, porque era un niño
de edad y de la cabeza", agregó el doliente, mientras en medio de llanto
culpaba a las autoridades penitenciarias de la muerte de su hijo.
Las
autoridades dijeron inicialmente que el incendio había sido causado por un reo
que quemó su colchón, sin embargo, el vocero de la fiscalía Melvin Duarte ha
dicho que no descartarán ninguna hipótesis en la investigación.
Ayuda de expertos de EEUU
Para
ayudar en las pesquisas, el viernes se instaló en la prisión un equipo de
expertos estadounidenses en incendios y explosivos del Buró de Armas de Fuego,
Tabaco y Alcohol, que buscarán encontrar una respuesta a la incógnita de qué
propició las llamas que se expandieron rápidamente por seis de los 12
cobertizos que eran utilizados como celdas colectivas en la penitenciaria.
El número
de muertos por la conflagración llegó a 358 después de que reportaran el deceso
de otro de los 10 pacientes provenientes del reclusorio en un hospital de
Tegucigalpa. El director del departamento de cirugía plástica del Hospital
Escuela, Juan Carlos Fúnez, identificó al fallecido como Jesús Bonilla, de 24
años y sordomudo.
Fue el
tercer reo que falleció en ese centro hospitalario y otros dos siguen graves en
la unidad de cuidados intensivos, los cinco restantes se encuentran estables,
indicó el médico. Bonilla sufrió quemaduras en el 70% de su cuerpo.
Pero en
la puerta de la prisión reinaba una atmósfera distinta, alegría y tranquilidad
se percibía en las personas que habían podido abrazar y ver por primera vez
desde la letal conflagración a algún familiar encarcelado.
"Yo
ya había hablado por celular con mi hijo pero quería verlo, tocarlo y me voy
tranquilo", expresó Luis Valladares, de 65 años, quien entró a visitar a
su hijo Marcos Antonio Valladares, de 32.
Mientras
decenas de personas más hacían fila esperando su turno para entrar a visitar a
algún pariente en la cárcel.
En
Tegucigalpa, decenas de expertos forenses continúan la identificación de las
víctimas, algo que se ha tornado complicado por el estado de los cuerpos, por
lo que en muchos casos ha sido necesario realizar confrontación de placas
dentales y ADN para corroborar la identidad de las personas.
Para
agilizar la labor han llegado al país peritos de México, El Salvador y Chile,
quienes se han incorporado a los trabajos de identificación de los reos para su
posterior entrega a los familiares.