10/Enero/2012 Ruth Fernández, “El alma de Puerto Rico hecha canción”, falleció en la tarde de ayer en el Hospital San Gerardo en Cupey, víctima de un “shock” séptico y neumonía. La noticia la confirmó su sobrino, el flautista Néstor Torres.
“A nombre de toda nuestra familia queremos agradecer a todo el pueblo de Puerto Rico las muestras de afecto y solidaridad que han tenido para con nosotros durante todo este largo proceso que hemos vivido junto a titi Ruth. Finalmente ella descansa en paz junto a su creador”, dijo el conocido músico a través de un comunicado de prensa.
La familia ofrecerá hoy detalles sobre el funeral.
Al conocer la noticia, el gobernador Luis Fortuño decretó tres días de duelo.
Su estado de salud llevó a que el año pasado la cantante y ex senadora de 96 años fuera recluida en repetidas ocasiones.
En marzo de 2010, Ruth se vio involucrada en una controversia en el que se denunció que vivía en condiciones infrahumanas. Padecía de diabetes, alta presión, necrosis y Alzheimer. Los sobrinos nietos Rosadelle Pérez Torres y sus hermanos gemelos Jaime Luis y Luis Miguel Pérez Torres desmintieron que ella viviera en esa condición.
Alfredo Arroyo, su cuidador y asistente, y quien murió el año pasado, se enfrascó con ellos en una lucha legal por los bienes de la artista en medio de alegaciones mutuas sobre el estado de salud de Ruth.
Finalmente, el tribunal otorgó la custodia de la “Negra de Ponce”, así como sus bienes, al Departamento de la Familia.
Aunque el hermetismo respecto el flujo de información sobre la salud de la cantante por parte de la agencia gubernamental fue cuestionado por distintos medios, su sobrino manifestó a mediados de noviembre su satisfacción por la labor que realizaba el Departamento de la Familia.
“Viajé a la Isla y conocí a las personas a cargo de titi Ruth y tienen mi confianza y apoyo. Ellos han estado en comunicación conmigo y han sido muy cuidadosos y responsables”, dijo Torres entonces.
Entre las propiedades que deja Ruth Fernández se encuentra su casa en Bayamón, una casa en Puerto Nuevo y una finca que estaba alquilada, así como costosísimas joyas.
“No hay que estar peleando, lo que hay es que sentarse a hablar. Esto lo que me da es vergüenza y pena, y todo por cuatro perras”, aconsejó en su momento a sus sobrinos.
Finalmente y a modo de despedida, la bolerista le envió un mensaje a su pueblo.
“Los amo, siempre, nunca les he fallado. Defectos tenemos todos, mi corazón lo conoció mucha gente, pero como no se dicen se los dejo a la historia”.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario