19/Enero/2012 Santo Domingo._ La
Conferencia del Episcopado Dominicano condenó en esta fecha la "corrupción
rampante" y la crisis moral, que se ha enquistado en el “alma nacional”,
al igual que la violencia contra la mujer y la intrafamiliar. En su Carta
Pastoral anticipada con motivo de celebrarse el próximo sábado, 21 de enero, el
Día de la Altagracia, los obispos dominicanos afirman que aunque la humanidad
se siente muy preocupada por la gran crisis económica y financiera, son
de opinión que se trata de una crisis humana y moral.
Consideran los
máximos representantes de la Iglesia Católica, que es necesario buscar la causa
de la violencia que afecta a la sociedad, a nivel general, y de la creciente
violencia contra la mujer y la familia.
Afirman en su
comunicado, que en el país que situar la causa de la violencia en general que
nos envuelve, a la creciente violencia contra la mujer y la familia, así
como a la precariedad de los salarios de los empleados y de los servicios
básicos de los dominicanos.
Agrega que tiene
también mucho que ver con “la mediocridad de muchos políticos, la corrupción
rampante”.
Expresan su
preocupación y prometen que al pueblo dominicano no le faltará su voz sincera
ni su crítica, como tampoco su aliento al comportamiento correcto.
“Nos preocupa en
estos momentos que esa crisis moral haya ido enquistándose en el alma nacional.
Aquí hay que situar la causa de la violencia en general que nos envuelve, de la
creciente violencia contra la mujer y la familia, de la precariedad de los
salarios y de los servicios básicos para todos, la dimisión de su deber
educativo por parte de las familias, de la escuela y de los medios de
comunicación social, la mediocridad de muchos políticos, la corrupción
rampante. Nos preocupa todo esto y prometemos que al pueblo dominicano no le
faltará ni nuestra voz sincera ni nuestra crítica como tampoco nuestro aliento
al comportamiento correcto”, expresan.
A CONTINUACION LA
CARTA PASTORAL
Conferencia del
Episcopado Dominicano. Carta Pastoral/50º Aniversario
Fundamento Teológico
La Conferencia
Episcopal, es una expresión del espíritu colegial y de la comunión que vincula
a todos los Obispos. El reconocimiento formal de su existencia se debe al
Concilio Ecuménico Vaticano II que al valorar su funcionalidad pidió
establecerla en todas las naciones.
El Concilio Ecuménico
Vaticano II en su Decreto Christus Dominus sobre el Ministerio Pastoral de los
Obispos en la Iglesia puntualiza: “Desde los primeros siglos de la Iglesia, los
Obispos que estaban al frente de las Iglesias Particulares, movidos por
la comunión de fraterna caridad y por el celo de la misión universal
confiada a los Apóstoles aunaron sus fuerzas y voluntades para promover el bien
común y el de la Iglesia.
“La conferencia
episcopal es como una asamblea en que los Obispos de cada nación o territorio
ejercen unidos su cargo pastoral para conseguir el mayor bien que la Iglesia
proporciona a los hombres, sobre todo por las formas y métodos del apostolado,
aptamente acomodado a las circunstancias del tiempo”.
ANTECEDENTE Y FUNDACION
La Conferencia del
Episcopado Dominicano tuvo como antecedente la creación de una Comisión
Nacional Episcopal de cara a la Conferencia del Episcopado Latinoamericano que
se celebró en 1955, en Río de Janeiro. Esa Comisión la conformaban Mons. Ricardo
Pittini Piussi, Arzobispo de Santo Domingo, educador salesiano de amplia
cultura; Mons. Octavio Antonio Beras Rojas, Arzobispo Coadjutor de Santo
Domingo, un hombre de bondades y de elegante sencillez; Mons. Hugo Eduardo
Polanco Brito, Obispo de Santiago de los Caballeros, un trabajador incansable y
organizado; Mons. Francisco Panal Ramírez, Obispo de La Vega, un hombre de
Dios, de vida austerísima; y Mons. Tomás Francisco Reilly, Obispo de la
Prelatura Nullius de San Juan de la Maguana (erigida Diócesis en el 1969), un
Doctor en derecho canónico convertido en celoso y abnegado misionero de una
zona muy amplia y deprimida. Posteriormente el cometido de esta Comisión era
doble: elegir el delegado a la Primera Conferencia del Episcopado
Latinoamericano; y construir y redactar la contribución de la Iglesia
dominicana a esa Conferencia.
Con excepción de
Mons. Ricardo Pittini Piussi (+1961), los mismos Obispos que hemos señalado,
además de Mons. Juan Félix Pepén Solimán, Obispo de la Altagracia, en Higüey
(creada en el 1959), un hombre de fina inteligencia y defensor aguerrido de los
campesinos, fueron los que oficialmente crearon ya el 22 de septiembre de 1962
la Conferencia del Episcopado Dominicano, y enviaron los Estatutos a la Santa
Sede. Esta contestó con la aprobación “ad experimentum”. Conforme a esto, y
enviados los Estatutos definitivos, la erección oficial de la Conferencia del
Episcopado Dominicano quedó fijada en 1962.
CRECIMIENTO Y
DESARROLLO
La erección de nuevas
Diócesis fue una notable visión y acierto de la Conferencia del Episcopado
Dominicano. Esta iniciativa ha contribuido eficazmente al dinamismo de la
Iglesia. A partir del 1962 fueron creadas las Diócesis de: San Juan de Maguana
(1969), Barahona (1976), San Francisco de Macorís (1978), Mao-Montecristi
(1978), Baní (1986), Puerto Plata (1996) y San Pedro de Macorís (1997).
También cabe señalar aquí, la creación de una segunda Provincia Eclesiástica en
la que quedaron reagrupadas las Diócesis del Cibao, y la elevación de Santiago
de los Caballeros al rango de Arquidiócesis, el 14 de febrero 1994.
Gracias a Dios, desde
el año 2005 la Conferencia del Episcopado Dominicano cuenta también con su Sede
propia.
La estructura interna
de la Conferencia del Episcopado Dominicano responde a nuestras necesidades y
divide su acción en seis áreas que integran las diversas Comisiones Nacionales
de Pastoral: Formación y Espiritualidad (Presbíteros, Diáconos, Seminarios,
Vocaciones, Vida Consagrada, Laicos); Palabra y Liturgia (Misión y Obras
Misionales Pontificias, Kerigma y Catequesis, Liturgia, Doctrina de la Fe,
Ecumenismo, Biblia, Comunidad, Congresos Eucarísticos Internacionales); Familia
(Familia, Vida, Niñez y Adolescencia, Juventud, Tercera Edad); Pastoral Social
(Social, CEDAIL-Justicia y Paz, Cáritas, Salud, Penitenciaria, Ecología);
Educación (Escuelas Católicas, Formación Integral Humana y Religiosa,
Universidades, Cultura, Comunicación); y Movilidad (Migrantes, Haitiana,
Turismo - Aeropuerto - Apostolado del Mar, Santuarios). Cada Comisión está dirigida
por un Obispo.
Además, existen las
Comisiones Episcopales, integradas sólo por Obispos (Mixta CED-CONDOR,
Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino) y otras Instituciones, entre las que se
destaca por su tarea y misión el Instituto Nacional de Pastoral,
APORTES A LA IGLESIA
Y A LA SOCIEDAD
En primer lugar,
están la creación de magníficas Instituciones: la Pontificia Universidad
Católica Madre y Maestra (PUCMM), el Instituto Nacional de Pastoral; el
Instituto de la Familia, el Centro Dominicano de Asesoría e Investigaciones
Legales (CEDAIL); el Tribunal Eclesiástico Nacional, el Semanario Católico
Nacional Camino, Televida, el Canal de la familia; Cáritas Dominicana.
En segundo lugar lo
constituyó la apertura y realización del Primer Concilio Plenario Dominicano
del año 2000. Decidido en 1984, en la XXII Asamblea Plenaria de la Conferencia
del Episcopado Dominicano, tuvo su primera sesión en 1990 y concluyó 1999.
En tercer lugar, está
el confeccionar la contribución de la Iglesia dominicana a las cuatro Conferencias
del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Medellín, Puebla, Santo Domingo y
Aparecida-Brasil).
En cuarto lugar, está
el servir de puente ordinario en las relaciones con la Santa Sede, el Consejo
del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM), el Gobierno, la sociedad
dominicana y los partidos políticos nacionales.
En quinto lugar,
están también los pronunciamientos públicos que la Conferencia del Episcopado
Dominicano ha ido haciendo al hilo de la marcha de la Nación y eventos
especialmente tensos que se han sucedido en estos años, entre los que citamos
el dedicado a la Educación, a la construcción de la paz y erradicación de la
violencia, a la familia, al bien común, a la dignidad humana y defensa de la
vida a la situación del hombre del campo y leyes agrarias a la Constitución de
la República, y sobre todo, los documentos dedicados a los distintos procesos
de elecciones presidenciales, congresuales y municipales de la Nación. Más de
25 mensajes, con lo que sentamos todo un magisterio iluminador para el mundo de
la política.
A todas estas
iniciativas hay que añadir la exitosa celebración de la Feria Internacional del
libro, en el 2011, dedicada al Vaticano.
Los Planes Nacionales
de Pastoral: uno de los frutos estimables de estos planes y del dinamismo de la
Iglesia ha sido el de obligarnos a crear nuevas estructuras y a buscar la
eficiencia en todo. Y fruto de ese dinamismo, poco a poco fueron surgiendo
entre nosotros vocaciones para el sacerdocio presbiteral y para la vida
consagrada, nuevos carismas, y nuevas formas de entrega a Dios y asociaciones
espirituales o apostólicas.
Quien haya leído o
lea todos los Mensajes anuales del día de la Independencia dominicana se
convencerá de que la Conferencia del Episcopado Dominicano se ha sentido siempre
obligada y comprometida a contribuir desde su misión con una nación más sana
moralmente, más fraterna, justa y equitativa. En el momento presente la
humanidad se siente muy preocupada por la gran crisis económica y financiera,
alimentaria y política.
Nosotros en cambio,
sin negar lo anterior, proclamamos que la gran crisis moderna es humana y
moral, el verdadero origen y causa de las crisis que se señalan y que tanto
inquietan hoy.
Nos preocupa en estos
momentos que esa crisis moral haya ido enquistándose en el alma nacional. Aquí
hay que situar la causa de la violencia en general que nos envuelve, de la
creciente violencia contra la mujer y la familia, de la precariedad de los
salarios y de los servicios básicos para todos, la dimisión de su deber educativo
por parte de las familias, de la escuela y de los medios de comunicación
social, la mediocridad de muchos políticos, la corrupción rampante. Nos
preocupa todo esto y prometemos que al pueblo dominicano no le faltará ni
nuestra voz sincera ni nuestra crítica como tampoco nuestro aliento al
comportamiento correcto.
La Conferencia del
Episcopado Dominicano se hace presente con sus dos importantes programas, la
Voz de los Obispos TV y Radio, en los diversos escenarios de la vida familiar
y social, privada y pública, a través 22 canales de televisión y la red de
emisoras católicas UDECA y otras que los transmiten. También está muy presente
a través de la Internet con su página WEB, Del mismo modo, es un importante
informativo e instructivo el Semanario Católico Nacional “Camino”.
Damos gracias a Dios
por el crecimiento y desarrollo que nos ha permitido experimentar en estos 50
años de creación oficial de nuestra Conferencia. Por el crecimiento de las
Instituciones de la Iglesia dominicana, sus 11 Diócesis y el Obispado Castrense
con sus más de 584 parroquias, sus 11 seminarios menores y sus 2 Seminarios
Mayores, el Pontificio Santo Tomás de Aquino en sus dos recintos, Santo Domingo
y Santiago y el Redemptoris Mater; por el crecimiento de nuestras vocaciones
sacerdotales y religiosas, por nuestros sacerdotes, diáconos y seminaristas.
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