Comparado
con el sueldo mínimo de Perú que es de 675 soles (250
dólares) bien valía la pena.
A los 44 tripulantes peruanos -- 28 hombres y 16 mujeres --, que se
enrolaron para trabajar en la línea de cruceros Costa, les esperaba un destino
fatal: uno de ellos murió, y una de ellas desapareció en las aguas del mar
Tirreno, al encallar el Costa Concordia.
Además de los 44 tripulantes peruanos, había otros ocho
compatriotas, pero que viajaban como pasajeros y que salvaron con vida.
Los 42 tripulantes sobrevivientes lo perdieron todo en el barco, y
ayudados por el consulado peruano en Italia arribarán entre el miércoles y
jueves a Perú.
"Ha perdido su laptop, dinero que ganó, su ropa que llevó de aquí.
Ahorita sé que solo está con ropa que la ha dado la Cruz Roja", contó el
miércoles a la AP Carmen Burga, madre del tripulante Angel Paredes Burga de 28
años.
El joven profesor de italiano y francés fue reclutado por Costa en
octubre pasado, a través de la empresa CRC-Perú que capacita a personas
interesadas en laborar en cruceros.
Patricia Betalleluz, gerente general de CRC-Perú, dijo a la AP que
existe una gran demanda en Perú por puestos de trabajo en cruceros, y que el
mayor atractivo son los sueldos que van desde 750 dólares hasta 4,000 dólares,
en el caso de cargos de nivel gerencial.
Indicó que se presentan como postulantes entre 8,000 y 10,000 peruanos
para 1,000 vacantes por año.
A los contratados generalmente se les paga en efectivo en el barco, o si
el trabajador lo pide se le hace una transferencia a su cuenta bancaria, dice.
La madre de Angel relata que el día del accidente, su hijo le dijo
que sintió el choque del barco contra las rocas y escuchó el ulular de
la sirena. De inmediato, él, que se desempeñaba como orientador, y otros
tripulantes trataron de tranquilizar a los pasajeros y ayudarlos a abordar los
botes salvavidas.
"Los trabajadores y orientadores se quedaron hasta el último
(momento). Ya cuando estaban bajando, tratando de ingresar en una lancha para
salvarse, él se tiró para no caer al mar, y cayó con todo su peso sobre su brazo"
que terminó fracturado, relata Burga.
"Me dijo: 'creo que estoy en una película. La cosa fue tan
rápida''', dice Burga, quien habló con su hijo unas horas después del
accidente.
No tuvo la misma suerte Erika Soria, de 25 años, quien
trabajaba como camarera en uno de los bares del barco. Ella es uno de
los 22 desaparecidos del Costa Concordia.
Sus padres y su hermana mayor han viajado a Italia para pedir que no
cese la búsqueda.
Soria, la última de seis hermanos, se licenció en Turismo en la Universidad
Andina del Cusco, donde nació. Trabajaba en Costa desde 2009 y viajaba
regularmente entre Italia y Perú.
"Era disciplinada mi hermana. Cuando salió de la universidad
comenzó a buscar trabajo. Lógicamente acá pagan poco, incluso lo que pagan en
Costa es poco, pero en comparación con lo que se gana en Perú, cualquier
trabajo así es mejor", manifestó a la AP Manuel Soria, abogado de 38 años.
Dijo que Erika ganaba el equivalente a poco más de 1,000 euros al mes y
ahorraba todo su dinero.
El día que el Costa Concordia naufragó, Erika y otros tripulantes
abordaron un bote después de ayudar a evacuar a los pasajeros, pero la
embarcación se volteó y todos cayeron al mar, cuenta su hermana Berzabeth
Soria, quien trabaja en Madrid y fue la primera de su familia en viajar a
Italia para indagar por el paradero de la joven.
"El bote se ha volteado por el peso de mucha gente. Nadaron
para llegar a la orilla, pero ella nunca llegó, porque el barco ya cayó
sobre ellos", dijo a la AP Berzabeth, que dijo haber obtenido esa versión
de otros tripulantes que estuvieron con Erika.
Contó que la empresa Costa está corriendo con todos los gastos de sus
padres y de ella en Italia.
En tanto, Milton y Edelmira Paredes y su hija Diana, pasajeros del
Concordia, llegaron a Lima el martes tras salvarse de la tragedia.
"En el momento del impacto hicimos una oración donde pedimos a Dios
que nos ayudara, si era su voluntad, pero que nos tratara de unir siempre a los
tres juntos, que no nos alejara uno del otro", contó Edelmira Paredes.
"Caímos al mar los tres, mi esposo y mi hija de un lado
de la baranda y yo del otro lado de la baranda, pero ya en el mar nos tratamos
de juntar los tres nuevamente", agregó la mujer que resultó con algunas
costillas fracturadas.
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