Participación Ciudadana entiende que, independientemente de los resultados de la reunión con los empresarios, al Gobierno le va a resultar muy difícil convencer a la población de la necesidad o la conveniencia de establecer nuevos impuestos o incrementar los existentes, a no ser que esté dispuesto a dar señales inequívocas de utilización racional, honesta y eficiente de los recursos fiscales que administra.
El país conoce de la realización de múltiples reformas tributarias, todas con la intención de elevar las recaudaciones fiscales, y hasta ahora no se ha visto qué beneficios han aportado al país, pues los nuevos recursos se diluyen en el uso irracional, la corrupción y el clientelismo.
El Consejo Nacional de PC denunció que la expresión máxima del uso abusivo del dinero aportado por los contribuyentes se vio recientemente por medio del excesivo gasto electoral, justamente utilizando recursos públicos, prácticamente comprando la conciencia de los ciudadanos con el dinero de sus propios impuestos.
Una gran parte de la población, a todos los niveles sociales, entiende que este Gobierno se caracteriza por el dispendio y el uso sin criterios de los impuestos que paga la ciudadanía.
El Movimiento Cívico afirma que eso se demuestra de manera cotidiana en el lujo de que revisten todos los eventos en que participan los funcionarios públicos, sus vehículos, viajes multitudinarios y en la cantidad de seminarios y conferencias en lujosos hoteles y restaurantes que organizan casi diariamente.
Pero esos aspectos no son más que manifestaciones menores de la falta de criterios con que se manejan los fondos de los contribuyentes. A todo ello se agregan los sueldos escandalosos que cobran los altos ejecutivos, algunos transparentes y otros disfrazados de dietas, tarjetas de crédito, suplementos, cobertura de gastos familiares y otros múltiples mecanismos.
La Organización de la Sociedad Civil señala que incluso los gastos en proyectos de inversión pública, por muy necesarios que sean, se suelen ver afectados por diseños sobrevaluados que elevan los costos, cuando no se trata de proyectos irracionales que, más que servir a un requerimiento de la ciudadanía, responden al capricho de los funcionarios, a la búsqueda de sacarle capital político o al interés de extraer beneficios privados a la inversión.
Si después que termina el periodo electoral, en que el Gobierno elevó sus gastos a niveles nunca vistos, ahora se encuentra con un déficit que pretende cubrir subiéndole los impuestos a la población, va a ser muy difícil que reúna los consensos y el apoyo ciudadano para ello.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario